Después de pasear por la provincia de Yunnan con los amigos, me largué en solitario a Sichuan, una provincia colindante, al noreste de la primera. Tomé un bus en Lijiang para cruzar montañas hasta la ciudad de Panzhihua, una ciudad minera, llena de carbón, sin turismo alguno y sin nada que ver excepto plantas termoeléctricas echando humo, edificios y tiendas. Me tomó 8 horas llegar y me trasladé de inmediato a la estación de trenes, donde esperaba tomar uno hacia Chengdu, la capital de Sichuan. Por supuesto, no quedaban boletos para ese día, asi que compré para el día siguiente y tuve que buscarme un hotel barato, justo ahí estaba lleno de antros y me metí en uno que parecía mas decente, sólo que pagué por la pieza barata, sin baño privado... ya saben cómo es. Me acosté de inmediato e intente pensar que estaba en otra parte. Al día siguiente el tren salía como al mediodía, yo confiado en que para la noche estaría en Chengdu, compré el boleto de asiento, no cama, y tuve que mamarme 16 horas de viaje parando a cada rato y rodeado de guaguas chinas riendo y chillando. Así pues, llegué como a las 6 de la mañana del otro día a Chengdu, destruido y desesperado por algun tipo de consuelo. Dejé mi equipaje en la estación de tren y me fui a desayunar, siendo aún de noche. Luego de puro h... que soy de vez en cuando me fui a pasear y sacar fotos en vez de buscar un hostal barato y descansar. Encontré algunas cosas interesantes, entre ellos un parque donde alguna vez vivió un poeta chino famoso de tiempos antiguos, llamdao Qufu; unos templos Daoístas y otros Budistas, parecidos a otros que ya he visto, pero igual interesantes de recorrer; un mercado de aves, lleno de pajaritos, sumido en una eterna cacofonía de trinos; un edificio-restorán con forma de crucero turístico, al lado del río; un jardín de bonsais de todo tipo, para fanáticos de los arbolitos; monumentos, hartas flores en todos lados y otras vistas. Ya en la tarde fui a buscar mis cosas y me junté con una amiga china que conocí en Lijiang y que justamente era de Chengdu, quien me dijo que me recomendaría un lugar barato donde descansar, pero resultó estar por sobre mi presupuesto (los chinos creen que uno tiene mucha plata por el solo hecho de estar en China) así que me fui a otro lado. Esta ciudad es mucho mas amigable, es como Kunming, 4 millones de habitantes y suficientemente moderna pero a la vez no tan exagerada. Están construyendo un metro. La gente es más curiosa con los extranjeros y me miraban todo el tiempo, como si yo fuera Robbie, el barbón (que ya no estaba conmigo). Hay un barrio tibetano interesante (para un extranjero, al menos) y los supuestos monjes, si lo son, te saludan en cada esquina y te piden dinero o te invitan a comprar alguna "reliquia". La comida es buena y barata, Sichuan es famosa por su comida, casi toda picante. Me comí algunos platos típicos según las recomendaciones de la guía para gringos aunque ninguno estaba de rechupete, como dice la Ani.
Les dejo las fotos. Nos vemos.
Les dejo las fotos. Nos vemos.
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