Después de Dali nos tomamos un bus a Lijiang, un pueblo que ha crecido bastante y que tiene un centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, igual que Valparaíso, igual que la Ciudad Prohibida, las Iglesias de Chiloé, el Palacio de Verano, Humberstone y Santa Laura, la Gran Muralla, etc. etc. Lijiang fue por siglos un pueblito rural a las faldas de un cerrito más chico que el Santa Lucía... ahora es un centro de atención turístico internacional que atrae a cientos de miles de chinos y un buen flujo de extranjeros, sean mochileros o moderadamente acaudalados. Los chinos locales y los otros, los llegados, vieron la oportunidad de hacer dinero y boom, el lugar rebosa de tiendas, restoranes y bares. Se preservó el estilo arquitectónico antiguo y se prohiben los autos, motos y hasta bicicletas, las calles peatonales se entrecruzan y forman un laberinto alucinante para perderse y sacar fotos, sobretodo donde hay menos tiendas y por ende menos gente dando vueltas. Una red de canales con agua relativamente limpia tambien recorren la zona y le dan al lugar otro toque de magia... si no fuera por la cantidad de gente que nos topamos y la revolución turística habría sido como viajar al pasado. Eso sí, de noche todo iluminado con lamparas rojas y colores, el lugar invita a quedarse. Creo que es idóneo para parejas, tiene una onda romántica (y mucho regalo pa comprarle a la polola, novia o señora). Alrededor del pueblo creció la ciudad, el aspecto moderno de Lijiang que con seguridad no tiene más de 10 o 15 anos. Es igual a toda ciudad china, ya las he descrito.
Llegamos en temporada alta: justo para la semana antes y durante el Festival de la Primavera. El Festival de Primavera es el nombre verdadero para hablar del Año Nuevo Chino. Este año, el año del Perro, cayó el dia 29 de enero. La noche del 28 se llenó de fuegos artificiales y petardos que reventavan toda la noche. Resulta que durante años las autoridades prohibieron los fuegos artificiales, que son una tradición milenaria china, y justo este año decidieron permitirlos de nuevo. Cabe mencionar un paréntesis sobre este tema, hubo quemados, si, pero menos de los que uno creería dadas las siguientes condiciones: 1300 millones de habitantes; flojo control sobre la venta de todo tipo de fuegos de dudosa calidad a cualquier persona, incluyendo niños; y toneladas de artefactos en venta (todos vendían y parecian no acabarse nunca, de hecho después del año nuevo todavia habían tiendas llenas, aunque la autoridad prohibe guardar lo que sobra, por riesgo de incendios, asi que, que creen: hubo más fuegos reventando durante toda la semana siguiente, y cuando llegué a Beijing y me asomaba por mi ventana dos semanas después... fuegos artificiales, habia que deshacerse de ellos antes del 15 de febrero).
Lo más raro: los baños públicos para turistas (en el pueblo antiguo) cuentan con TV en cada cubículo. Para hacer contento y sonreir en vez de apretar la cara, no? Genial. Ya les dije que los baños en china no son como el tan menospreciado water, no? Son un hoyo en el suelo, podrá ser un hoyo de porcelana, pero hoyo al fin. Después de vivir un mes o más acá, les aseguro que cuando vuelvan a Chile lo primero que harán es ir a visitar el water de su casa y darle un beso y mandarse una larga. Asi que quiéranlo más. La tele esta colocada estratégicamente a la altura de tu vista cuando te agachas. Ojo, no te vayas a distraer tanto que te puedes ensuciar los pantalones.
A 15 minutos caminando desde el centro hacia el norte se llega a un parque bastante agradable, llamado Laguna del Dragón Negro. Desde allí se puede apreciar el Nevado del Dragón de Jade, una gran montaña solitaria al estilo de la del Hobbit, donde vivia Smaug, ya saben, y si no saben pues léanse a Tolkien o vean la película este año. En su parte alta esconde un glaciar y dicen que la vista de la región es impresionante (al final no fuimos porque era todo caro: llegar, pagar entrada, pagar teleférico. Escalar era una tarea de largo aliento, más de un día). Aparte de la laguna el parque incluye algunos templos y un museo sobre la etnia Naxi, que poblaba la zona y que tiene un sistema de escritura único, aun en uso por unos pocos, son dibujos, prácticamente, así como antes lo fueron los caracteres chinos. En otra parte del parque hay un dragón negro, bueno, una escultura, bastante grande como para ser engullido y adentrarse en la oscuridad de sus fauces, en su interior había una muestra de artesanía y figuras budistas tibetanas. La influencia de Tibet llega por acá, ya estábamos bastante cerca, relativamente hablando, de la frontera. Unos 300 km, yo creo, claro que mucha montana, asi que no es llegar y partir... además que para entrar a Tibet debes contar con un permiso que debes tramitar en Beijing antes de ir y que no es barato. La frontera está custodiada y no les recomiendo tratar de improvisar la entrada. Algún día iré a Tibet. Por ahora no tengo plata.
Alrededor de Lijiang recorrimos algunos pueblitos en bicicleta. Encontramos al famoso doctor Ho, un chino que dejó de lado su carrera profesional (era físico, parece, no recuerdo bien) y se fue a Baishá, uno de los pueblitos que vimos, desde donde se dedica a la medicina china, atiende a todo el mundo y le encanta recibir extranjeros. Nos ofreció un remedio chino tipo té, que no sabía ni mal ni bien, pero decidimos no consultarle en serio pues no teníamos enfermedades evidentes. Su consultorio está repleto de fotocopias de prensa internacional y china sobre su fama, dicen que ha curado del cáncer y otras tragedias a mucha gente. Asimismo estaba lleno de tarjetas de presentación, todo el mundo dejaba la suya, o escribía en unos cuadernos algún “recuerdo” o testimonio en favor del doctor Ho. La verdad no se que pensar del señor. Era simpático, eso sí, y con la barbita blanca largirucha en la pera, de esas de las películas de artes marciales. Es más famoso ahora porque está en las guías turísticas de los gringos y europeos, como la que yo usé para encontrarlo (si no nunca habría sabido de él ni lo habría buscado; lo digo sin intención de ofender).
Qué más? Mejor dejarlo así y disfruten las fotos. Si recuerdo algo entrete se los cuento.
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